jueves, 24 de enero de 2013


SUEÑOS DE TERROR  COMPARTIDOS


Todas ellas se juntaron para matar a Leo. Alguien las adiestró para que atacasen sin piedad. Comenzaron a salir de todos los rincones de la habitación. Eran gigantes, tan grandes como la mano de un hachero.  Se pararon  rodeando el cuerpo. Leo estaba atado por sus miembros con unas correas sujetas a las paredes del cuarto. Tenía tapada la boca y solo se escuchaba de él un sonido de llanto ahogado. Sus ojos estaban rojos y su cara pálida por el terror. De pronto pudo ver como salían de los pequeños huecos del techo y de las paredes. Eran miles y miles. Una de ellas, la más cercana a su cara, se paró en cuatro patas y con las delanteras rosaban su cara como queriendo descubrir su fortaleza ante semejante experiencia. Cuando estas estaban por atacar, comenzaron a aparecer cucarachas, millones de cucarachas. Las paredes de la habitación se cubrieron con este asqueroso insecto. Estas profirieron un sonido muy agudo y comenzó la masacre. Patas,  alas, abdómenes, cabezas se veían desparramarse por el piso y caían una tras otra de las paredes y del techo. Las malditas rechazaban la muerte inyectando su veneno mortal. En otro momento, comenzaron a aparecer víboras chicas y enormes y entraron en lucha con los otros dos bichos. Ahora corría sangre, tanta que empezó tapar el piso con un rojo bermellón, pero no llegaba al cuerpo de Leo.  En todo momento presintió que había alguien más en la habitación. No podía ver detrás de su cabeza. Pero allí estaba una mujer atada y totalmente desnuda como él con la misma posición morbosa. Ella sí pudo gritar despertándose de la pesadilla. Susana, su mujer, asustada saltó del colchón - cama a la vez trataba de calmar al marido. Con sorpresa, vieron en un rincón de la carpa como una araña  se  devoraba una cucaracha. Justo al lado, una serpiente de las venenosas movía frenéticamente su cola apuntando la cabeza a la pareja aterrada. 

sábado, 21 de junio de 2008

Fogon de Martín



Me llamo Rodolfo Martín Bunge. Amo la música y en especial el instrumento de la guitarra que siempre me acompaña en las buenas y en las malas. Sin querer, por la década del 60, un tío político, que ya no está, poseía un campo en Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos- República Argentina. En la casa de esta estancia había una guitarra mal encordada, valenciana y muy antigua. Nadie la tocaba, salvo algunos amigos de mi tío cuando lo visitaban. Un día, (yo estaba de vacaciones), aparecieron varios de ellos con unas hermosas chicas de la ciudad. La casualidad que de las 7 mujeres una era muy fea y media tonta- con el perdón de la palabra- Esa chica me toco a mi y yo pensaba que era porque todos cantaban y tocaban la "Viola"- como le decían los porteños-. En una semana, solo y sin que nadie me viese, con un cuaderno de posiciones para la mano izquierda, punteando con la derecha y las letras de la milonga de Osiris Rodriguez Castilla "COMO YO LO SIENTO"y la zamba, que desconozco el autor, ZAMBA DE ABRIL, comencé a incursionar en este bello instrumento musical de la cual jamás en 45 años dejé de tocar. Nunca me importó si era mejor o peor que otro. Al contrario, siempre aprendí de los demás y sigo aprendiendo y admirando a los jóvenes que aman; repito, a este bello instrumento. Siempre pensé que el ser humano lleva en sus genes algo artístico. La cuestión es encontrar cual es el arte que pueda desarrollar. El arte y el espíritu van unidos porque hace la diferencia del hombre con el resto de los seres vivientes. No puedo entender a las personas que dicen que son felices y no les guste nada de lo artístico. La felicidad es un estado de ánimo que se logra de distintas formas pero siempre con el ingrediente del arte incerto en lo mas íntimo. nadie puede ser felíz, a mi criterio, que no goce una música, una poesía, la contemplación de una obra pictórica o escultórica, como así una película, una danza o simplemente el canto de alguna copla o el silvo de algún pastor
en la montaña. Bueno, no soy escritor, pero si un sentimentaloide que expresa como puede su sentir.